En el lenguaje simbólico de esta actividad, el mar representa nuestra vida (tal y como la percibimos en el momento actual) y el barco es la manera que tenemos de afrontarla. Por ejemplo, una alumna que imagina un mar en calma y un barco grande, fuerte, lleno de velas, y se sienta tranquila ante la imagen probablemente estará pasando un buen momento. Por el contrario, un alumno que «vea» un mar tormentoso lleno de olas enormes y se vea en un barco a la deriva que acaba de naufragar estará pasando un momento totalmente distinto. Todo esto trata de no explicárselo antes de hacer el ejercicio, para no condicionarles, aunque está bien que les recalques que tienen muchas opciones y no tiene que ser un recuerdo real, sino una visualización en la que ellos observan la imagen que su mente va formando, sin intentar dirigirla.